martes, 3 de abril de 2012

El Mundo mira a España con inquietud

El mundo mira a España con inquietud
Por primera vez desde el verano pasado, el mercado valora los bonos italianos mejor que los españoles

Gino Bartali y Fausto Coppi. Para quien no los conociera, son dos mitos del ciclismo. Italia, tras las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, se dividió en dos bandos opuestos. El primero era el símbolo del país católico, de orígenes campesinas, amante del vino y de los cigarrillos. El segundo encarnaba el campeón elegante y moderno, agnóstico y con una relación extraconyugal. A veces ganaba el uno, a veces el otro. Una rivalidad deportiva que hizo historia.

Cuando hace unos días el primer ministro italiano, Mario Monti, expresó su "preocupación" sobre la economía española, el ministro de Políticas Comunitarias, Enzo Moavero, al referirse a la comparación entre Italia y España, intentó quitar hierro a esta pelea político-financiera. "¡Esto no es como Coppi y Bartali!". Pero, siguiendo la metáfora, la carrera, en estos momentos, parece más cuesta arriba para Madrid, tras una fuga de varios kilómetros.

Después del 2011, cuando los bonos españoles gozaban en los mercados de una mayor confianza que los bonos italianos, ahora es al revés. Por primera vez desde agosto, el 5 de marzo el spread ibérico respecto al bund alemán volvió a superar el italiano.

Los datos hablan claro. La riqueza privada de las familias españolas es la mitad que la de las familias italianas. La tasa de paro es el doble. El déficit público, cuatro veces superior. Los sueldos, más bajos. En Italia, los observadores destacan que mientras las grandes empresas españolas como el banco Santander, Telefónica y Zara son tan globales que obtienen beneficios, las pymes, en cambio, son débiles, poco competitivas en el extranjero y no consiguen liderar una recuperación.

Mario Monti citó a España y a sus dificultades también para reivindicar la bondad de sus propias reformas, que está tratando de llevar a cabo estas semanas. Y siguiendo esta línea de recuperación del orgullo patriótico-económico, los medios italianos se están tomando la revancha, después de que Italia parecía condenada, hasta hace unos meses a ser el patito feo de Europa. "España, de estudiante modélico, ha pasado a ser un asno. Hubo un tiempo en que José Luis Rodríguez Zapatero se jactaba de que la renta per cápita española superaría la italiana. Pero el motor inmobiliario, que debería haber convertido España en la Florida de Europa, ha estallado. En sus primeros cien días, aparentemente Rajoy ha llevado a cabo reformas importantes: la del sistema financiero, la del vínculo presupuestario y la del mercado laboral, esta última más severa y liberal que la que se está elaborando en nuestro país. Pero el Gobierno de Madrid maneja una mezcla explosiva: los ingresos fiscales bajan por efecto de la recesión y hay que gastar 55.000 millones de euros menos cada año de aquí al 2013. Alguien en Bruselas duda de la capacidad del Gobierno central de hacer recaer el coste político de los recortes en las administraciones periféricas. Porque demasiado abrupta ha sido la caída de la economía y demasiado oneroso parece, hoy en día, el sistema autonómico", escribía el Corriere della Sera.

A su vez, el diario La Repubblica comentaba esta semana: "En el 2011, mientras la agenda estaba dominada por el bunga-bunga de Berlusconi, Madrid parecía el paraíso. Zapatero aprobaba una política de austeridad, recortando pensiones, salarios públicos, cheques bebés y fijaba el déficit cero en la Constitución. Pero ahora España es el nuevo anillo débil del euro. Rajoy ha reformado con decisión el mercado laboral, pero ha dudado en el momento de recortar gastos. La deuda pública no es muy elevada, al situarse en el 66% del PIB, pero ya hay quien pronostica una próxima llegada a al 100%. No será un camino fácil. Las autonomías se resisten a intervenir con tijeras en sanidad y educación. La luna de miel de Rajoy con los electores se ha acabado. El camino para España está todo cuesta arriba".

En el mundo económico italiano, España empieza a despertar algo inquietud. Un empresario milanés con negocios desde hace muchos años en la Comunidad Valenciana hacía el siguiente análisis. "Yo creo que España vive una crisis muy seria. Para que se tenga una idea, hace poco ¡me robaron los cables de cobre en mis instalaciones! Algo que nunca me había pasado antes. Y la última vez que fui allí, los restaurantes estaban vacíos y el camarero, con cara apenada, insistió en hacerme descuento en el menú". Lapo Elkann, heredero de la familia Agnelli que controla Fiat, empresario y defensor del made in Italy, es más cauto y reconoce que "España aún arrastra los excesos de la burbuja inmobiliaria. Pero creo que en algunos sectores, como el turismo, el país ha demostrado estos años tener mucha habilidad para promocionarse y creo que, en comparación, los italianos deberíamos espabilarnos".

¿En qué quedamos? En Milán, estos días en Via della Spiga, en el cuadrilátero de la moda, la tienda de Tiffany estaba repleta de gente. Y en los restaurantes de moda, un martes por la noche, la gente hacía cola por la calle para encontrar mesas. Es la hora de Coppi... ¿o de Bartali?

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