Luis Bárcenas saliendo
de su domicilio el pasado día 23 de enero. | Gonzalo Arroyo
G. Suárez | J.C. Villacañas |
Actualizado domingo 03/02/2013 19:49 horas
Madrid, 1982. Un chaval apocado, con un traje viejo y los zapatos rotos,
llega a la antigua sede de Alianza Popular en la calle Silva. Es
su primer día de trabajo como administrativo de partido: un cargo anodino que,
sin embargo, él convierte en su catapulta profesional. Año tras año se va
haciendo con el control de las finanzas de la formación. Tanto prospera que su
mísero calzado juvenil cede el paso a carísimos mocasines. Y encuentra un nuevo
uso para las cajas: los empresarios sin escrúpulos utilizan estos recipientes
para entregarles sus presuntas mordidas. "Francisco Correa dio más de seis millones a Luis Bárcenas en cajas de zapatos", denunció José Luis Peñas, el ex concejal del PP ennMajadahonda que destapó el 'caso Gürtel'.
Esas cajas de zapatos (y dinero) eran la clave del poder de Bárcenas en
Génova. Allí lo apodaban Míster No por su racanería a la
hora de autorizar los gastos. Él era quien subía los sueldos, quien ponía
secretarias, quien pagaba los taxis... Aunque hoy, caído en desgracia, le han
cambiado el mote: se le conoce como Tarzán, el que llegó al
partido con un taparrabos... y ha salido forrado.
Parte de su botín -941.000 euros- lo invirtió en un pisazo de 150 m² en la
mejor zona de Baqueira. Allí, en la
exclusiva estación de esquí leridana, se refugió en plena tormenta. El 30 de
enero de 2013 se dejó ver en elHotel Rafael, donde cenó mientras
veía el Madrid-Barça. A esas alturas, ya intuía que parte de sus papeles secretos verían la
luz al día siguiente. Incluso él, que escaló el Everest en
su juventud, sentiría un regusto de vértigo ante el ochomil que
tenía por delante.
De nuevo, su herramienta de trabajo eran unas cajas. Pero no las de zapatos
llenas de dinero, sino las que contenían los papeles que se había llevado de
Génova. Los apuntes publicados detallan, en su letra abigarrada, la presunta contabilidad B del
partido durante sus años de gerente. En un
apartado constaban las donaciones privadas de empresarios; en otro, los pagos a
toda la cúpula del partido... No se libraba ni el actual presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy.
Pero ahí no termina su archivo. Según ha sabido Crónica, a mediados de enero, cuando se filtraron los datos de su cuenta suiza,
Bárcenas visitó a su notario de confianza en Madrid. Allí depositó varias cajas
repletas de documentos con una instrucción precisa: que se publicaran si él
ingresaba en prisión. Se trata de papeles infinitamente más completos que los
publicados hasta la fecha, con cifras aún más escandalosas... Un auténtico
botón nuclear contra cualquier tentación de enchironarle.
Bárcenas, cenando en un
restaurante de lujo de Carcassonne en plena polémica. | EL MUNDO
Era la venganza del gran corruptor. Del hombre que hackeó el mayor partido
de España. No sólo manejaba la caja, donde se guardan los peores secretos.
También llegó a controlar la puerta: tal era su poder que colocó a su cuñado, Antonio de la Fuente, de jefe de seguridad. "Con este
caso se podría escribir una tesis doctoral sobre cómo un tesorero se hace con
el control de un partido", dice Jorge
Verstrynge, secretario general de AP en los inicios de Bárcenas.
Un episodio retrata su insólita capacidad de supervivencia. Ocurrió en
1986, cuando Antonio Hernández Mancha ocupó la presidencia
de AP. Una de sus primeras decisiones fue echar a Bárcenas, de cuyos métodos no
se fiaba en absoluto. "Incluso se le pagó la indemnización
correspondiente", recuerda Arturo García-Tizón, secretario general
de la época.
Pero Manuel Fraga regresó a la presidencia en 1989. Y, para sorpresa de los manchistas,
recuperó al desahuciado Luis Bárcenas, que se puso a las órdenes del nuevo
tesorero, Rosendo Naseiro. Encima, con un rango
superior. "Menudo negocio ha hecho este", comentaban, entre el
asombro y la congoja, sus enemigos del partido.
No fue su primer ni su último negociete. Hoy acumula un patrimonio
inmobiliario de 3,3 millones: la casa de Baqueira, otra en Marbella, más su pisazo en el barrio de Salamanca de Madrid, donde también se le ha visto en plena crisis. Aún más abultada es su célebre cuenta suiza, en la
que llegó a acumular 22 millones y que camufló con 14
presuntos testaferros: un ugandés, dos canadienses, cinco bermudeños... Además,
las autoridades sospechan que aún oculta gran parte de su fortuna en paraísos
fiscales como Bermudas, Panamá o las Islas Vírgenes.
No está mal para el joven Luisito, nacido el 22 de agosto de 1957 enCalañas (Huelva). Su padre, director de una sucursal
del Banco Central en Badajoz, autorizaba los créditos a un pujante empresario de la zona, Ángel Sanchis. Y cuando a este le nombraron tesorero de Alianza
Popular, le devolvió el favor fichando para el partido a Luis, licenciado en Empresariales por Icade.
Allí, en la universidad, Bárcenas había conocido a Luis Fraga Egusquiaguirre. El sobrino del fundador de AP se
convirtió en su compañero de lecturas -Joseph Conrad- y viajes a la
montaña. Juntos, abrieron una nueva vía de ascenso al Everest en 1987, aunque a
su vuelta muchos dudaron de la veracidad de su hazaña. También han coronado el Monte Olimpo (2.917 metros) y el Elbrus, la cima del Cáucaso (5.642 metros).
En AP, Luis Bárcenas logró algo más que un trabajo. Aquel día que llegó a
la sede con los zapatos raídos estaba casado y tenía un hijo. Pero se enamoró
perdidamente de una telefonista, Rosario
Iglesias Villar, hija de un taxista, con quien se casó y tuvo a su segundo hijo, Guillermo. El divorcio se tramitó desde las propias oficinas de
Génova, con la rúbrica de un abogado que actualmente forma parte de la
dirección del partido.
De inmediato, el joven Bárcenas se encargó de los pagos de las campañas
electorales. Era un negocio turbio, lubricado con las donaciones anónimas de
empresas y particulares. "Visto lo que ha sucedido en el 'caso Gürtel', da
la impresión de que el sistema ya estaba asimilado y funcionando desde unas
décadas antes", sentencia un dirigente histórico de AP. "No es que
Bárcenas sea una parte del 'caso Gürtel': es que 'Gürtel' era parte del caso
Bárcenas".
Bárcenas charla con
Cospedal, una de las primeras en reclamar su dimisión. | EL MUNDO
Muchos ven paralelismos entre la trama de Correa y el 'caso Naseiro', que estalló en 1990, recién llegado José María
Aznar a la presidencia del PP. Unas escuchas a un narcotraficante destaparon una
trama de financiación ilegal en el partido. Tal fue el escándalo que el
eurodiputadoFernando Suárez exigió que se celebrara una Junta Directiva Nacional para depurar
responsabilidades.
Nadie le hizo caso. Además, la trama no llegó a juzgarse por un defecto de
forma. Sin embargo, se llevó por delante a Naseiro, el tesorero, y a Sanchis,
su mentor. El joven Bárcenas, que aparecía tangencialmente en las grabaciones,
salió indemne. Una vez más.
No sólo eso: el relevo le benefició. Aznar nombró tesorero al veteranoÁlvaro Lapuerta, abogado del Estado de rica familia riojana, en la confianza de que un
millonario no metería la mano en la caja. Bárcenas supo ganarse el favor de su
nuevo jefe, que delegó en él la gestión del partido. "En el día a día, el
que llevaba los asuntos del dinero era él", cuenta un ex alto cargo de
Génova.
Bárcenas no tardó en aprender los secretos del oficio. Intuyó enseguida que
los políticos adoran los focos, pero odian la intendencia. Con él entre
bastidores, podían dedicarse a la alta política con la tranquilidad de que las
cosas rutinarias -las nóminas, los mítines- estarían resueltas. "Era el
fontanero perfecto, que sabía descargar a sus jefes de trabajo para que pudieran
lucirse", resume el ex alto cargo.
La política, en realidad, le daba igual. Cuando el PP llegó al poder en
1996, su amigo Francisco Álvarez-Cascos, el vicepresidente
primero, le ofreció un alto cargo en La Moncloa. Pero él prefirió quedarse en
su modesto despacho del sexto piso de Génova, con sus cuadernos atiborrados de
números. Así fue acumulando las cajas de documentos que ahora usa como
chantaje.
Ya entonces algunos recelaban de su poder excesivo. Le veían genuflexo ante
los jefes y autoritario con los subordinados. Sospechaban de sus trajes
impecables, de su pose de dandy, de su cabellera esculpida con gomina...
"Es el típico pijo madrileño", decían de él, que fue acumulando
enemigos en su ascenso a la cumbre, especialmente cuando se supo que su sueldo,
más de 200.000 euros, triplicaba el de un ministro.
'¡Yo me pago los trajes!'
Pero ni sus rivales más suspicaces se imaginaban el patrimonio que Bárcenas
estaba acumulando. Salvo en su vestimenta -"¡Y yo sí que me pago los
trajes!", suele decir- nunca fue un hombre de ostentaciones. Si acaso,
rechinaban sus viajes por el mundo para practicar sus dos grandes aficiones: el
alpinismo y el heliski, que consiste en ascender en helicóptero hacia grandes
cimas, para luego esquiar sobre kilómetros de nieve virgen.
Bárcenas entra en el
Supremo. | Alberto di Lolli
Precisamente la montaña ha sido su refugio en los momentos más duros del
'caso Gürtel'. En 2009, cuando estalló el escándalo, escaló el Aneto, el pico más alto de los Pirineos (3.404 metros) y lo bajó con los esquíes
que cargaba a sus espaldas. El año pasado, celebró su imputación en la Audiencia Nacional con una expedición de heliski a Armenia junto a su hijo, que presumió de la aventura en
Facebook. Y, en las primeras semanas de 2013, se le vio esquiar en Baqueira,
aparentemente ajeno al lío que provocaron sus papeles.
El origen de este escándalo se sitúa hace dos décadas. A principios de los
90, Bárcenas intimó con Correa con el beneplácito de Cascos, entonces
secretario general. Los tres emprendieron el camino hacia el gobierno en
perfecta armonía: Cascos pedía, Bárcenas contrataba y Correa ejecutaba. En
aquella época, nadie parecía conocer la influencia de las cajas de zapatos en
tan fructífera relación.
Pese a sus diferencias, Correa congenió con Bárcenas. El primero era un
nuevo rico que presumía de sus contactos y sus posesiones. El segundo, un
hombre discreto que prefería la sombra. Pero ambos compartían su gusto por los
restaurantes selectos, las vacaciones de postín y, sobre todo, los negocios
rápidos y lucrativos.
En 2004, la llegada de Rajoy al poder rompió el esquema. Al gallego le
susurraron al oído cosas feas sobre sus fontaneros. Sin embargo, en plena
guerra interna, no se vio con fuerzas de echarlos. "Es que es un lío,
oye", dijo Rajoy, que se conformó con prescindir de los servicios de
Correa, que ya estaba medio peleado con el gerente.
Poco a poco, el eterno superviviente logró ganarse la confianza de su nuevo
jefe. En 2008, tras el cruento congreso de Valencia,
Rajoy diseñó una ejecutiva a su medida. Y, tras jubilar a Lapuerta, entregó el
cargo al eterno Bárcenas. Veintiséis años después, el anodino administrativo
había culminado su ascenso a la cúspide de Génova. "Tras el presidente y
el secretario general, el tesorero es la tercera persona más poderosa del
PP", asegura un ex alto cargo popular.
El gozo apenas le duró un año. A comienzos de 2009, el 'caso Gürtel'
estalló con la detención de Francisco Correa.
Y se filtraron unas conversaciones con José Luis Peñas, el de las cajas de
zapatos, que lo registró todo con una grabadora escondida en el bolsillo de la
chaqueta. "Yo a Bárcenas le he llevado, yo he hecho con él un día... Vamos
a sumar, 1.000 millones de pesetas. Yo, Paco Correa, le he llevado a Génova y a
su casa", se pavoneó el cabecilla de la 'Gürtel' en diciembre de 2007.
El ex tesorero del PP,
con su hijo de viaje en Armenia. | EL MUNDO
La contabilidad B de Correa parece confirmar estas sospechas. En ella,
figuran varias anotaciones de pagos de dinero a "L.B.", "L. Barc" y a "Luis, El Cabrón". En total, la investigación le acusó de cobrar 1.353.000 euros de la
trama corrupta a cambio de contratos. Luego sería imputado por
fraude fiscal, cohecho y blanqueo de capitales.
De pronto, Bárcenas tuvo que abandonar su plácida penumbra. Las cámaras le
aguardaban a la puerta de casa. El atlético tesorero, que pulía sus músculos en
un pijísimo gimnasio de la calle Serrano, no se cansó de proclamar su
inocencia. Aun así, el estrés le hizo perder 17 kilos.
El partido se dividió. Sus amigos, capitaneados por Javier Arenas, lo defendieron. Otros, como María Dolores de Cospedal, exigían su decapitación. Y Rajoy, en
modo gallego, le permitió una dimisión por fascículos, como si fuera una novela
de suspense. El 28 de julio de 2009,renunció
"temporalmente" a su cargo de tesorero; el 8 de abril
de 2010, abandonó el partido;
y el 19 de abril de ese año, dejó la política "para
siempre".
Así, Bárcenas abandonó su despacho. A ese habitáculo, en un corner de la
sexta planta, acudía supuestamente la cúpula del PP para cobrar sus sobres tras
las reuniones de maitines. Eso sí, para no desairar del todo a su ex tesorero,
el partido le cedió un cuarto en otra planta, la sala
Andalucía, para que conservara sus papeles. La peligrosa huella de sus tres décadas
de trabajo en el PP.
Eso sí, Bárcenas se llevó los documentos más sensibles. Así creció la
sospecha de que poseía nueve cajas con información explosiva. Se habló de que
las haría públicas si el PP no intercedía en su favor ante la Justicia. Pero
Rajoy ni pestañeó cuando le preguntaron por el presunto chantaje: "No me
consta".
El 1 de septiembre de 2011, Bárcenas recibió una noticia positiva: el juez archivó el caso por
falta de pruebas. Pero, en marzo de 2012, la Audiencia Nacional decidió
reabrirlo. Sin mucha esperanza, el juezPablo Ruz había mandado a Suiza una petición de
los datos bancarios del ex tesorero. Creía que, como mucho, le enviarían una
pequeña confirmación, unas pocas páginas e incluso la negativa por falta de
datos precisos. Pero la respuesta le sorprendió: 6.000 folios. Un informe más
que completo: único.
La esposa de Bárcenas,
Rosalía Iglesias, en el TSJ de Madrid. | A. Cuéllar
El Gobierno sospecha que es la represalia suiza por su negativa a extraditar a Herve
Falciani, el ex empleado del HSBC que robó 130.000 ficheros de
clientes. De ellos, 3.000 pertenecen a españoles con cuentas en la banca
privada. Entre ellos, al parecer, estaría el propio ex tesorero. Mientras,
Pablo Ruz ya ha solicitado al menos 30 requerimientos adicionales a Suiza.
Gracias al informe helvético, cuya publicación provocó la visita de
Bárcenas al notario, conocemos todos los detalles de sus cuentas suizas. Por
ejemplo, que utilizó el mismo especialista en blanqueo de dinero queGao Ping, el
líder de la trama china desarticulada en la 'operación Emperador'. O que, en
cuanto estalló el 'caso Gürtel', vació su cuenta con ayuda de Ángel Sanchis, su
mentor, el ex tesorero que le colocó en AP. Treinta años después, el círculo se
cerraba...
Pero quedaba la pieza más sustanciosa del escándalo. Dos días después, el
18 de enero, EL MUNDO reveló a cinco columnas que Bárcenas pagó durante años sobresueldos
en negro a parte de la cúpula del PP [léalo en Orbyt].
La polémica se disparó aún más el 31 de enero de 2013, con la publicación de los presuntos
papeles de Bárcenas, desmentidos tanto por el PP como por el propio ex tesorero.
Nadie sabe dónde llegará el escándalo. Algunos incluso citanTangentópolis, la trama italiana que, hace 20 años, derribó el sistema político que llevaba
medio siglo en el poder. ¿Ocurrirá algo parecido en España?
Quizá la respuesta esté en esas cajas que se custodian en una notaría. A
Bárcenas, el partido se lo dio todo: un trabajo, una reputación, incluso una
familia y muchas cajas de zapatos. Ahora, parece dispuesto a torpedearlo para
salvarse. Es la venganza del gran corruptor.
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