Siempre Rubalcaba.
08.08.12 | 08:53. Archivado en Política Nacional
Siempre Rubalcaba y Garzón. Dos nombres que irremediablemente van unidos en todos los asuntos turbios de lo que da en llamarse cloacas del Estado. Pero no, no es el Estado, sino organizaciones concretas y gentes dispuestas a saltarse la Ley con fines meramente partidistas, sectarios y gravemente anti democráticos. Claro que decir PSOE, Rubalcaba, Garzón, Canillas, es equivalente a anti democracia, totalitarismo, soberbia, prepotencia e ilegalidad. Los mismos actores para los momentos más tenebrosos, infames y vergonzosos de la Historia reciente de España. Los mismos actores y ninguno de ellos que haya recibido el justo castigo que merecen por sus múltiples delitos.
Cada capítulo que se nos desvela del caso "Interligare", es para poner los pelos de punta y sentir una mezcla de indefensión, de bochorno y de miedo ante el uso de todos los resortes del poder para acabar con cualquiera sea persona o partido político. Lo que se llama dictadura o abuso de poder. Y en eso tenemos en Rubalcaba al principal ejemplo de cómo manejar esas cloacas del Estado, donde se refugian los sectarios más ultras de una izquierda dispuesta a acabar con sus enemigos políticos, al precio que sea y de la forma que sea. Para ellos, la legalidad es la que hay que adaptar para llevar a conseguir sus fines. En eso no han variado en los más de cien años de existencia.
Rubalcaba, un sujeto que bajo una apariencia de anodino e irrelevante docente, esconde una personalidad despótica, vengativa y fría. Un sujeto que empezó su especial currículo negando hasta la saciedad la existencia del terrorismo de Estado del GAL, unos mercenarios sin escrúpulos, delincuentes que mataban por encargo del Gobierno del PSOE a presuntos etarras. Un sujeto que no dudó en incumplir la Ley para acusar al Gobierno del PP de mentir sobre el atentado terrorista del 11M del 2004, en aquella noche de reflexión electoral. Un sujeto que ejerció en el Gobierno de Zapatero como Ministro de Interior para "certificar" el alto el fuego de ETA en el mal llamado "proceso de paz", para liberar a etarras asesinos como de Juana Chaos y para asistir a la fuga de otros como Txapote. Un sujeto que era el máximo responsable cuando se produjo el chivatazo a ETA en el caso del Bar faisán. Un sujeto que dijo que "sabía todo de todos" y se apoyó en un sistema de vigilancia radioeléctrica sofisticado llamado SITEL, con tal prepotencia que incluso no dudó en comunicárselo a uno de sus oponentes políticoscon un "Veo todo lo que haces y oigo todo lo que dices". Sobran los comentarios.
Todo confirma de manera vergonzante el caso del espionaje al PP y el de la corrupción en el Ministerio de Interior bajo su mando, con una trama de desvío de fondos y adjudicaciones a dedo firmadas por el mismo Rubalcaba. Una serie de actuaciones que ya no admiten el silencio que tanto desde el PSOE como del PP se ha querido imponer no se sabe muy bien en base a qué acuerdos o qué chantajes. ¡Cuánta razón tiene la madre de Irene Villa al afirmar que mucho es lo que tiene que deberle a ETA para que todos callen!. Todo esto solo me produce un profundo asco y una rabia incontenible que exige Justicia.
Estamos en una crisis económica, pero peor es la crisis moral de una España donde quedan impunes acciones delictivas tan graves como las que se han ido produciendo en estos años. España necesita una regeneración urgente y esta no puede venir de quienes son los responsables de haber llegado a esta situación de degradación moral. Esta casta política corrupta y corruptora debe sufrir cambios sustanciales y pasar por el tamiz de la honestidad, y de la autocrítica, algo impensable e imposible que suceda hoy por hoy. No debemos ni podemos seguir aceptando a estos representantes como los que merecen nuestra confianza. Si no se van, habrá que echarles.
La tentación es la de hacerlo al estilo PSOE, pero creo que debemos demostrar que nosostros sí somos democrátas.
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