Hace poco, hablé con un empresario amigo mío, de esos que luchan honradamente por sacar adelante su empresa -y su gente-. Salía de una sesión del IESE. Le pregunté qué le había parecido, esperando que me dijera que formidable, maravillosa…esas cosas que te gusta oír cuando has hecho algo bien o cuando lo ha hecho alguien que te cae bien.
Le vi escéptico, con aire de pensar: “¿Y para esto he venido?”. Le pedí más detalles y me dijo que sí, que el profesor era muy bueno, que había preparado muy bien la sesión, que había manejado el PowerPoint con gran soltura…Pero que el tema le había decepcionado: “¡Se le ha ocurrido hablar de motivación del personal!”
A mí lo de la motivación siempre me ha gustado, porque eso de que me animen me hace ilusión. Mi amigo, que a veces es un poco bruto, pero siempre muy claro de expresión, me dijo, casi gritando: “¡La gente tiene que venir al trabajo motivada desde casa!” Y añadió: “¡Y yo, también!”
Intenté decirle que sí, que era verdad, pero que, a veces, es bueno que a la motivación que traemos de casa se añada otra: el buen ambiente, el saber en qué dirección vamos, la alternancia de exigencias duras con otras menos duras, la felicitación por el trabajo bien hecho…y unos cuantos euros en función de que la empresa vaya bien o de que -en estos tiempos- vaya menos mal que la competencia.
Intenté decírselo, pero le vi nervioso y preferí escribir este artículo. Luego se lo mandaré, supongo que lo leerá y quizá le convenza, aunque no estoy seguro.
He estado en Madrid un par de días. Participé en un debate de televisión con gente muy agradable. Te lo pasas bien, aprendes y, si, por casualidad, aportas algo, mejor que mejor.
En el debate, salió lo que tenía que salir: que Rajoy mintió con lo de los impuestos, que el aumento del IRPF castiga a las clases medias, que Rajoy no salía a explicar nada, que, al final, había salido, que si la triste herencia que nos han dejado los anteriores…
Comiendo al día siguiente con unos amigos, repitieron exactamente los mismos temas, unidos, como siempre, a dos preguntas: cuándo se acabará esto y donde pongo mis ahorros. Alguno concreta más y exige el año exacto en que “esto se acabará” y luego te da el nombre de la entidad financiera donde tiene sus euros y te pregunta: “estos tíos, ¿son de fiar?”
Me acuerdo de mi amigo el de la motivación. Y pienso que no tenía razón. Por lo menos, en el caso de esta empresa que se llama España, que tiene un Director General que se llama Mariano Rajoy, unos directivos que se llaman Báñez, de Guindos, Montoro, etc. y 47 millones de accionistas, entre ellos, mis amigos y yo. Creo que el Director General Rajoy no puede exigirnos que nos motivemos en casa. Nos tiene que motivar él.
A mí me parece que un buen procedimiento para motivar a la gente es explicar hacia dónde vamos y qué objetivos queremos conseguir en estos 4 próximos años. Porque eso puede darnos a los accionistas la sensación de que estamos dirigidos por unos señores que nos caerán bien o mal, pero que saben dónde quieren ir (con nuestro dinero.)
En la comida con mis amigos, se me ocurrió ponerme en la piel de D. Mariano y decirles lo que D. Mariano quiere hacer. Como es natural, esta es una interpretación mía, que puede ser desautorizada totalmente por el citado Director General.
Les dije a mis amigos que:
1. D. Mariano quiere reducir el déficit, porque nos lo exige la que manda (Merkel). (Y por otras razones, claro. La principal, porque cuando una familia gasta mucho más de lo que ingresa, aquello acaba mal.)
2. Como consecuencia:
a. Todo impuesto que se pueda subir, se subirá.
b. Todo gasto que se pueda bajar, se bajará.
Esto de la reducción del gasto afectará a la Administración Central, a las Comunidades Autónomas y a las Diputaciones y a los Ayuntamientos y a los Cabildos insulares, y a todas las empresas, organismos fundaciones y cosas varias que han ido saliendo alrededor de ellos, como los rovellons salen en San Quirico, en el mes de Noviembre, si llueve. (Este año, como no ha llovido, los traían de Suiza. Por cierto, riquísimos. Y carísimos.)
Es posible que D. Mariano se dé cuenta de que, entre unos y otros, han inventado algunos puestos de trabajo (quizá miles) y que esas personas que ocupan puestos inventados tendrán que irse al paro.
3. D. Mariano quiere reducir la deuda, de los actuales 670.000 millones de euros a unos 600.000 en 2020, porque esa deuda nos cuesta muchos millones de euros al año, en intereses, y porque algún día habrá que pensar en irla amortizando.
4. Con estas dos cosas, D. Mariano dice que todo lo anterior tiene por objetivo poner las cuentas en su sitio, porque se nos habían desmadrado un poco. Y que así, desde Europa, Merkel nos empezará a mirar con más cariño.
5. Lo que pasa es que sí, que mucho cariño de Merkel, pero, si nos quedamos ahí, la fastidiamos, porque con unas cosas (aumento de impuestos) y otras (reducción de gastos y muchas personas a la calle), la cosa se puede poner peor.
6. Y ahora viene lo de la creación de empleo, que D. Mariano asegura que es su “primera directriz fundamental”.
7. Pero que como hay que crear empleo y él piensa que solo las empresas pueden crear empleo, va a hacer tres cosas:
a. Una reforma fiscal
b. Una reforma financiera
c. Una reforma laboral.
8. Reforma fiscal. El Director General deberá decir que, como ha dicho uno de los Directores Responsables de las Perras (DRP), D. Cristóbal, pagaremos menos impuestos al final de estos 4 años. Lo cual significa. lógicamente, que no esperará para rebajarlos a la víspera de la fecha (Enero 2016) en que se cumplan los 4 años, sino que se irán viendo poco a poco las medidas que toma y que ayudarán a las empresas a crear empleo. Y que como en el discurso de investidura dijo unas cuantas cosas concretas que iba a hacer, nos irá informando (luego hablaré de esto) periódicamente sobre cómo van las cosas.
9. Reforma financiera. En su discurso de investidura, ya dijo que iba a hacer que las entidades financieras sanearan sus balances, sacando al exterior esas cosas que los entendidos llaman activos tóxicos y que otros, más de pueblo, llamamos porquería.
El otro DRP, D. Luis, ya les ha dicho que, en 3 años, tienen que pasar a la cuenta de Pérdidas y Ganancias, sección Pérdidas, 50.000 millones de euros, o sea, unos 17.000 por año. Esto hará que los accionistas de esos bancos se enfaden un poco, porque se quedarán sin dividendos, y hasta es posible que les pregunten a los responsables dos cosas:
a. Qué hicieron con su dinero.
b. Por qué cobran lo que cobran, haciéndolo tan estrepitosamente mal.
10. Reforma laboral. Estos chicos de los sindicatos se dedican a otra cosa. Aquí quiero referirme a lo que, en el debate de televisión, dijo Ignacio Camacho, que es un periodista de una pieza, cuando habló de tres Sindicatos: la patronal, UGT y CCOO. Y me pareció muy adecuado.
Me parece pintoresco (hoy estoy fino, porque podría decir otra cosa más grosera) que después de años de negociaciones, hayan llegado al acuerdo de pasar la fiesta de Todos los Santos al lunes. Ya sé que es un tema importante, por lo de la visita a los cementerios, pero hombre, podían haberse esforzado un poco más.
D. Mariano tiene que olvidarse de los tres sindicatos, y decidir la reforma laboral. Leo que ha recibido un informe hecho por un amigo mío, Sandalio Gómez López-Egea. Hágale caso, que este mozo sabe mucho y tiene mucho sentido común.
Esto es lo que me gustaría que el Director General de mi empresa me dijera por televisión, sentado cómodamente en su despacho, sin poner cara trascendente, y comprometiéndose a informarnos a los 47 millones de accionistas, mensualmente, de cómo van las cosas. Le sugiero que lo haga el día 10 de cada mes, para dar tiempo a que los del Departamento de Contabilidad hayan cerrado las cuentas del mes anterior.
Entre el día 10 de un mes y el día 10 del siguiente, que hablen los Ministros, si hace falta. Repito: si hace falta.
P. S.
1. A mí también me molesta que mande Merkel en España, pero la vida es así.
2. Respecto a fechas, ya tenemos tres:
a. Limpieza de los 50.000 millones de los bancos: 2015.
b. Pagar menos impuestos: 2016
c. Reducción de la deuda: 2020.
O sea, que lo de “largo, largo, largo” que dije hace tiempo en una conferencia, va a resultar verdad.
3. D. Mariano: cada mes, aunque no venga a cuento, hable de la decencia. Porque los empleados y los accionistas de una empresa se desmoralizan mucho si se enteran de que los que mandan son unos sinvergüenzas. Y cada día descubrimos uno. Lo único que me tranquiliza es que, uno a uno, se acabará alguna vez el stock de gentuza. Pero, por Dios, haga todo lo posible para que no entre ni una pieza nueva en el almacén, que usted no sabe lo que cuesta quitarse de encima la suciedad.
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